Niza.
Teniendo en cuenta que es una gran urbe, va más allá del tipo resort de playa. Hay mucho más por hacer y ver en Niza que tomar el sol… como ir de museos. La quinta ciudad más grande de Francia tiene su propia identidad y más te conviene recordar que fue independiente hasta 1860 y que tiene su propio idioma (el nizardo, hoy raramente hablado) y una cultura gastronómica que gira entorno a la famosa socca, una especie de tortita local que te hará salivar. ¿Necesitas ideas? Pues sigue leyendo y descubre las 8 mejores cosas que ver en Niza.
Lugares para viajar:
1. Patinar por la Promenade des Anglais:
¿Qué ver en Niza? ¿Por dónde empezar? La Promenade des Anglais
es un famoso paseo de cuatro kilómetros de largo que rodea toda la
bahía y fue pagado en sus orígenes por los visitantes ingleses que
usaban la ciudad como lugar de vacaciones en invierno, a principios del
siglo XIX. Hay muchas playas públicas y privadas a tu
paso (un consejo: las del Oeste están menos llenas de gente) y puede
ser “el lugar” perfecto para dar un paseo al atardecer, como
comprobarás en cuanto veas el gran número de lugareños que hacen lo
mismo. ¿Pero para qué andar cuando puedes ir en patines? Alquila unos en
Roller Station y deslízate por el paseo junto al mar.

2. Sube a la colina del Castillo:
La Colina del Castillo fue un día la
sede de una fortaleza medieval enorme alrededor de la cual creció la
ciudad, pero que fue totalmente desmantelada por el invasor ejército de
Francia en 1706. En la actualidad, la colina alberga un jardín botánico y ofrece unas vistas preciosas sobre los tejados naranjas de la ciudad, lo que la convierte en una de las cosas más interesantes que ver en Niza.
Mientras subas los casi 200 escalones hasta la cima a través del verdor
de los jardines busca los cimientos del antiguo castillo, además de una
sorprendentemente grande cascada artificial. Si hace mucho calor, mejor te ahorras la subida y tomas el ascensor gratis.

3. Visita el Museo Matisse:
El artista francés Henri Matisse se trasladó desde
París a Niza en 1917 y fue aquí, en los años finales de su vida, donde
desarrolló su famosa técnica del recortado. Diagnosticado con cáncer y
confinado en su cama después de la operación, Matisse recortaba formas
grandes y coloridas y les daba instrucciones a sus asistentes para que
las colocaran de tal manera que nacieron obras famosísimas, como “El caracol” (1953). El Museo Matisse
está situado en una villa del siglo XVII y contiene una de las mayores
colecciones del planeta de obras de arte del genio, entre las que se
encuentran los ilustres recortados. Lo mejor de todo: es gratis, así
que no hay excusa para perderse una de las cosas más interesantes que ver en Niza
y sin gastarse ni un euro. Además, está rodeado de un parque enorme
lleno de olivos, ideal para dar una vuelta y reflexionar después de
haber contemplado tanto arte

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